viernes, 30 de octubre de 2009

¿Dónde enfocarse entonces? En los costos del comercio y en las políticas de oferta.

A los costos tradicionales, como los aranceles, hay que sumarles los nuevos: las aduanas, el acceso a la información y al crédito. Son tres barreras del comercio y están al margen de los grandes debates de políticas públicas. Tenía sentido hablar de aranceles en los 80, cuando la escala era de 100 a 150 por ciento, hoy ya no", destacó.
Si un empresario argentino o brasileño quiere exportar a Estados Unidos enfrenta un 8% de aranceles y un 20% (del valor de exportación) en fletes y tiempo.
Respecto del costo de acceso a la información, ya está medido cuánto aumentan las ventas de la mano de las agencias oficiales que promueven el comercio y asisten a los exportadores.
Y luego, las políticas de oferta: "A pesar de todo, los gobiernos siguieron interviniendo. Y siempre hay que llamar la atención sobre los riesgos que se generan", dijo, tratando de sonar lo más componedor posible.
A modo de apunte, Fernando Navajas, de FIEL, destacó que no se va a "volver atrás, salvo que queramos hacerlo y encerrarnos", y que lo crítico hoy es saber "qué lugar se va a ocupar dentro de las cadenas de valor, porque el comercio hoy ya no es enviar y recibir. Hoy se entra en cadenas, y hay que tener bajos costos de transacción, buena conectividad geográfica y credibilidad institucional, porque estamos hablando de contratos internacionales".
A fin de cuentas, la región está atada a las decisiones políticas. Hay casos de éxito de inserción internacional, como Chile, como Perú y su giro aperturista, como el intento de Uruguay de no hundirse y ahogarse entre la Argentina y Brasil. Y hay otros con resultados no tan buenos, como Ecuador, Bolivia o Venezuela. O, por el momento, la Argentina. Por Emiliano Galli

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